viernes, 15 de mayo de 2020

RELIGION (Semana del 11 al 15 de Mayo)


Hola, buenos días chicos. ¿Cómo estáis?
Ya está cerca el fin del trimestre y nosotros, esta semana vamos a terminar el tema 6: Signos de la Gracia de Dios.


Esa misión que nos encargó Jesús, la de Amar a los demás y ayudar siempre,  la Iglesia la conoce perfectamente y la pone en práctica de muchas formas. La Iglesia sabe que Dios está a nuestro lado para darnos la fuerza necesaria para lograrlo. La Fe, la caridad, la esperanza son dones que recibimos de Dios a través de los Sacramentos.
¿Qué son los Sacramentos? Los Sacramentos son signos de la Gracia de Dios, instituidos por Jesucristo y confiados a la Iglesia. Cuando los celebramos, nos encontramos con Cristo Resucitado y recibimos la Fuerza del Espíritu Santo.
El Sacramento de la Confirmación: Renovamos las promesas de nuestro Bautismo en nombre propio para iniciarnos en la Vida Cristiana como adultos. A través del Sacramento de la Confirmación recibimos el Espíritu Santo, que nos da la fuerza para proclamar nuestra Fe con palabras y con nuestras obras.
Durante la celebración el Obispo impone las manos sobre nuestras cabezas y reza para que el Espíritu Santo nos ayude a ser testigos de Jesús. Después hace la señal de la Cruz sobre nuestra frente con el Santo Crisma, mientras dice: “Recibe por esta señal el Don del Espíritu Santo”
El Sacramento del Orden Sacerdotal. Es un Sacramento de servicio. Lo reciben los cristianos que han sentido la llamada de Dios para ser ministros de la Iglesia. Tiene tres grados: diácono, presbítero y obispo (presiden los sacramentos y animan a la comunidad cristiana)
Su celebración tiene lugar durante la Eucaristía. El Obispo impone las manos sobre el candidato como símbolo de la Acción del Espíritu Santo, para convertirlo en servidor de la Iglesia mientras pronuncia una oración de consagración.
El sacramento del matrimonio. Es un sacramento de Servicio. Durante su celebración Dios santifica la unión de un hombre y una mujer y el Espíritu Santo les da una fuerza especial para amar y atender a otras personas. De la unión matrimonial nace la familia cristiana.
En la celebración, el sacerdote solo actúa como testigo de la Iglesia y los novios afirman, ante Dios y ante los asistentes que se comprometen a amarse, respetarse y guardarse fidelidad, así como educar cristianamente a sus hijos.
Los primeros cristianos compararon la unión matrimonial con la unión de Cristo con la Iglesia.

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